María y Miguel nos demostraron que el amor puede florecer en el lugar menos esperado. Su gran día, el 8 de marzo.

Diseñamos un Rincón de Bienvenida, en una cuadra de caballos, un espacio rústico y con carácter que transformamos con una explosión de luz y dulzura. que inundaba de alegría el ambiente. Utilizamos telas en una paleta solar de blanco y amarillo brillante, creando un espacio lleno de frescura y optimismo que contrastaba de manera hermosa con la textura de la cuadra.

Y para la fiesta, la pareja superó todas las expectativas con el toque más goloso de la noche. Montamos un auténtico Quiosco de Candy Bar, bautizado con el nombre más tentador: «Ilegalmente Dulce». Este rincón se convirtió en el epicentro de la celebración, ofreciendo una variedad de delicias que invitaban a pecar, y demostrando que no hay espacio demasiado rústico para albergar la fantasía y la diversión.