A veces hay que apostarlo todo a un color, en este caso fue el blanco y fue todo un acierto. Fue un verdadero espectáculo de elegancia, destacando el arco floral blanco que se convirtió en el corazón de la ceremonia. Ofreció una sensación de frescura y romanticismo, a la par que su estructura enmarcaba perfectamente a los novios en su gran momento. La atmósfera general fue mágica, creando un ambiente de cuento de hadas para los novios y sus invitados.
CELEBRAMOS EL AMOR         
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